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TOMATE EN HIDROPONÍA II

por 3574
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El tomate cultivado en hidroponía requiere de una especial atención en el riego. En este artículo se explica como llevar a cabo unos riegos adecuados a nuestras plantas. Además se tratan otros requerimientos del tomate y las posibles plagas y enfermedades que pueden aparecer y como luchar contra ellas.

CULTIVO DEL TOMATE EN SACOS DE LANA DE ROCA O PERLITA II

 

                   3. El riego

                   4. Cuidado de nuestro invernadero y de nuestras instalaciones

                   5. Plagas y fisiopatías del tomate

3. El riego

 

            Solución nutritiva

 

            En función de la variedad elegida, el ciclo de la planta y la propia experiencia por repetición, el agricultor obtendrá los mejores resultados para el desarrollo hortícola que quiera realizar, por ejemplo pueden cambiar incluso el tamaño de los frutos . No existe una fórmula perfecta sino que ha de acondicionarse. No obstante aquí tenemos unos parámetros estimativos con los que guiarnos:

 

 

FASE

                                     Nutrientes (mMol/l)

Ce

pH

NO3-

PO4H2-

SO4 2-

NH4+

K+

Ca++

Mg++

1

11

2,5

2,5

1

6

4

2,5

2,5

5,8

2

12-14

2,5-3

2,5-3

1,5

7-8

5

3-3,5

3-3,5

5,8

Fase 1: de plantación a inicio de engorde de primeros frutos

Fase 2: engorde y maduración

 

            Tenemos que tener especial cuidado con la relación K/Ca y K/Mg, puesto que alteraciones en estas relaciones modifican tamaño, forma de frutos, o incluso pueden provocar fisiopatías como la peseta que explicaremos más adelante.

 

            También tenemos que tener en cuenta que la preferencia del tomate es la utilización del fosfato monopotásico frente a otras formas de adición de potasio, es decir debemos de añadir PO4H2K para la adición de fósforo.

 

            Fijarse también en que la relación N/K es 2 o próxima a 2.

 

Requerimientos para el fertirriego y preparación de las instalaciones.

 

            Deberemos dividir nuestra parcela en sectores de riego, intentando que estos tengan las mismas dimensiones o similares. De la linea principal que trae la solución de fertirriego a nuestro invernadero han de salir tantas tuberías secundarias como sectores queramos instalar. La tubería principal puede ser de PVC, o incluso de PE si no es demasiado grande el diámetro y el caudal de entrada (invernadero de media hectárea o menor).

 

            Las tuberías secundarias y de estas las tuberías portarramales (terciarias) serán de PE, más flexibles. No se recomienda más de 15 m de longitud de cada portarramal. De estos partirán unos pequeños tubos (macarrones) que llevarán el agua hasta el gotero, de PE 16 mm. Los goteros conviene que sean autocompensantes para asegurar que a distinta corta van a emitir el mismo caudal por gotero y homogeneizar nuestro cultivo. Además unos buenos goteros no se obstruirán tan fácilmente.

 

            Nuestro cultivo irá plantado en sacos especiales de cultivo, estos miden unos 120 cm de largo por 30 cm de ancho aproximadamente, y deben llevar 4 plantas cada uno. Pueden llevar 3 si la planta va a doble guía. Los sacos se separan entre sí 30 cm.

                                                           

 

            Cada saco llevará insertos 4 o 5 portagoteros, nosotros recomendamos 5 portagoteros de 3 l/h en cada saco para que el agua no forme zonas "de preferencia" dejando los márgenes de estas zonas secos y muy salinizados, ya que cuando la raíz llega a estas zonas secas no sigue desarrollándose, con lo cual perdemos parte del saco "colonizable" por raíces.

 

                                                           

                                                                      

 

            Cada saco irá con una sección en forma de T invertida cortada en una parte inferior de este saco para dejar salir un drenaje y a la vez dejar dentro del saco una zona "que no se vacía".  Se han de dejar 2 cm entre la T invertida y la base en perlita y un poco más abajo en lana de roca ya que retiene mejor el agua.  Además esta T ha de tener 2 cm de alto y una anchura de 8 cm.

 

                                                           

 

Bandeja de demanda

 

            La bandeja de demanda se utiliza para programar riegos automáticos. Consiste en una bandeja con un pequeño sumidero que se llena de agua, de esta sube agua por un fieltro hasta el saco y, cuando se vacía, un sensor da la señal de riego. Este es el método más sencillo.

 

                                                           

 

            Se suelen aportar riegos de 1,5 a 4 minutos, desde 3 al día en invierno hasta 22 en julio, que es cuando más agua se consume, pudiendo llegar a los 250 l/m2 en este mes, frente a los 30 l/m2 en febrero.

 

            Conociendo nuestro cultivo debemos adaptar tanto la dotación como la frecuencia de riego, que depende del clima, del desarrollo de la planta, de la granunometría de la perlita o de la densidad de las fibras de lana de roca.

 

Drenajes

 

            Deberemos hilar fino modificando muy poco a poco, cumpliendo la regla de que el drenaje de estos sacos debe ser entre el 20 y el 30 % para no regar de más y que haya cierto lavado del sustrato que sino se saturaría de sales. Estos drenajes deben tener un valor de EC no superior a 3,5 – 4 microsiemens. Con una pendiente del 1% los drenajes caerán lentamente hacia el grupo de impulsión.

 

Recirculación

 

            Las normativas de producción integrada cada vez más extendidas regulan este aspecto, en el que se recircula la solución de fertirriego sobrante, es decir los drenajes, y se vuelven a introducir al sistema tras pasar filtros (arena, anillas, malla)  para mezclar con agua y con nuevos fertilizantes. Es muy sencillo realizar la recirculación y con poca inversión tendremos un ahorro importante de agua y fertilizantes.

 

            Para recolectar el agua podemos utilizar la tecnología “Hydroponic Systems” con bandejas prácticas que recogen todo el agua de debajo de los sacos y separa estos del suelo, o podemos hacer que el agua fluya pendiente abajo por un plástico que se coloca debajo de los sacos. En el extremo de la línea de cultivo lo podemos recoger en tuberías de PVC mucho más fáciles de diseñar puesto que el agua no circula por ellas a presión como sí lo hace por los tubos de PE. El grupo de impulsión debe estar en la cota más baja del invernadero para evitarnos colocar 2 bombas.

 

4. Cuidado de nuestro invernadero y de nuestras instalaciones:

 

            El invernaderista de cultivo hidropónico requiere de mayor cualificación que aquel que cultiva en suelo. Por ejemplo, al no trabajar en tierra, que hace de tampón, tenemos que vigilar especialmente nuestros sustratos y nuestra solución nutritiva.

 

            Los sacos de cultivo deben colocarse de tal manera que no queden apelmazados según vienen de fábrica; las tablas y la perlita han de hidratarse antes de empezar a cultivar. Los sacos tienen una vida útil de dos cultivos de ciclo largo o cuatro de ciclo corto, es decir dos años.

 

            Al finalizar dos ciclos cortos o uno largo se han de limpiar tanto los sacos como los goteros autocompensantes.

           

            Al lado de los contenedores con la solución de fertirriego, suele haber otro en el que introducimos tanto fitosanitarios como productos de limpieza para los diferentes tratamientos.

 

            Se utiliza una solución de agua oxigenada para limpiar restos orgánicos, materia vegetal muerta que podría pudrirse y generar problemas de bacterias u hongos. Para ello se introduce en el sistema una solución de H2O2 y posteriormente se trata con agua limpia. Es conveniente a lo largo del cultivo que el depósito de agua a la que se le añade la solución de fertirriego esté cubierta para que no aparezcan algas.

 

            En muchas ocasiones se pueden atascar los goteros autocompensantes debido a la cal en el agua y a las sales de la disolución de fertirriego. Para limpiar esta obturación por químicos simplemente tenemos que introducir en el sistema agua a pH 3 con el ácido nítrico, el mismo que utilizamos para la solución de fertirriego. Posteriormente habrá que lavar con agua hasta conseguir valores de pH de 5,8 para poder cultivar de nuevo.

 

                                                                       

 

            Hemos de cuidar también nuestras instalaciones de las obturaciones físicas. Para ello utilizaremos mallas y rejas a la entrada de agua al depósito principal, filtros de mallas tras la inyección de fertilizantes y filtros de arena o de anillas para la recirculación de lixiviados. En ocasiones se puede utilizar la ozonificación o los rayos ultravioleta pero estos tratamientos son mucho más caros.

 

5. Plagas y fisiopatías del tomate

 

Fisiopatías:

 

-          Rajado del fruto:Se produce por grandes diferencias de temperatura, es importante tener en cuenta la ventilación, las mallas de sombreo y, en determinadas zonas, la calefacción para evitar este problema. Se produce por la diferencia de temperatura entre el día y la noche, y/o por una mala frecuencia de riego (plantas con fruto que se dejan sin regar un tiempo y luego se sobrerriegan).

 

                                                                       

 

-        Peseta:  Está provocado por una carencia de calcio. Esta puede deberse no solo a la falta de fertilizantes sino también a un exceso en la dotación de riego que haga que surjan "caminos preferentes" para el agua en el sustrato, o también un mal equilibrio del pH.

 

                                                                       

 

Plagas:

 

            Existen diversas plagas que afectan a nuestro cultivo. Un marco de plantación apropiado, así como una buena ventilación del invernadero y la colocación de mallas antiinsectos en las aberturas laterales, cenitales, y el uso de puertas dobles, nos ayudarán a prevenir estas.

 

            -Insectos:

            La tuta (Tuta absoluta) es una polilla que en su fase larvaria la podemos encontrar en las hojas, que es donde primero se detecta.

                                                                       

 

             Se puede encontrar también horadando los frutos, y posteriormente sale en forma de polilla a reproducirse.

                                                                       

 

            Es útil el uso de fauna auxiliar que deprede a esta especie (chinches depredadores, avispas parasitoides...), así como las trampas de feromonas (4-6 por hectárea serán suficientes). Se emplea también Bacillus thuringiensis para controlar la tuta en su fase larvaria. Trampas de pegamento en el extremo de cada línea de cultivo nos ayuda a detectar la plaga antes de que se expanda.También se pueden utilizar algunos químicos específicos como abamectina antes de la suelta de fauna auxiliar.

 

            Otros insectos como el pulgón o la mosca blanca también pueden afectar a nuestro cultivo, debemos de utilizar tratamientos que nos cubran todos los posibles problemas. Nosotros apostamos por el control integrado de plagas, en el que se utilicen métodos de control biológico y solo lo imprescindible de químicos.

 

            -Hongos patógenos:

 

             El oidio es el hongo más usual, por el cual se tratan los tomates, con sulfato cúprico de color azul. Nos arriesgamos a un ataque rápido y repentino de este hongo si no realizamos el tratamiento. Se aprecia por pequeñas manchas marrones y en casos muy acusados por "polvo" blanco sobre las hojas.

                                                                       

             El mildiu no es tan común, pero puede afectar a nuestras tomateras; se nota por la decoloración de las hojas.

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